«El matadero» (1871) en Revista del Río de la Plata, t. I, nº 4, p. 556

Las lecturas críticas sobre «El matadero» comienzan desde el momento mismo de su publicación. Aquí recojo algunas citas de esas lecturas. El objetivo de esta galería de retazos es exhibir cómo dialogan entre sí.

Sobre la fecha de escritura y publicación

Echeverría, Esteban (1805-1851)
Fuera de la contundente prosa de El Matadero, parece improbable que la producción literaria de Echeverría pueda sobrellevar, por sí misma, el lugar de privilegio con que se la destaca siempre en la historia de la literatura argentina.[...] El Matadero, escrito entre 1838 y 1840, pero publicado por Juan María Gutiérrez en 1871, es un excelente relato, desconcertante en el nivel alcanzado por la prosa narrativa hasta entonces.
Prieto, Adolfo (1968), Diccionario Básico de Literatura Argentina. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, pp. 48-50.
Matadero (El)
Por las circunstancias que acompañaron a la difusión de este relato de Esteban Echeverría, y por la extrañeza con que el mismo se inserta en la producción total del escritor, El Matadero se propone como una pieza extravagante, como un fenómeno literario que merece una atención particularizada. Escrito, por lo que puede deducirse, entre 1838 y 1840, el relato permaneció inédito nada menos que hasta 1871, año en el que Juan María Gutiérrez prosigue la edición de las Obras Completas de Echeverría.
Prieto, Adolfo (1968), Diccionario Básico de Literatura Argentina. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, p. 111.
Más allá de cuál haya sido la fecha de escritura de «El matadero» (1839-1840, como suele afirmarse, o posterior, no antes de 1843, según la hipótesis más reciente), lo cierto es que se publicó de manera póstuma, en 1871, cuando nadie ─excepto Juan María Gutiérrez, crítico literario y amigo de Echeverría ─ parecía tener noticias de su existencia.
Romagnoli, Alejandro (2023). «Introducción» en Esteban Echeverría La cautiva / El matadero. Ciudad autónoma de Buenos Aires: Colihue, p. VII.
El poeta no estaba sereno cuando cuando realizaba la buena obra de escribir esta elocuente página del proceso contra la tiranía. Si esta página hubiese caído en manos de Rosas, su autor habría desaparecido instantáneamente.
[...] De frases como esta ─y de la consideración de que los hechos narrados se sitúan en 1839─, se dedujo que Echeverría habría escrito el texto entre 1839 y 1840, antes de partir al exilio.
Romagnoli, Alejandro (2023). «Introducción» en Esteban Echeverría La cautiva / El matadero. Ciudad autónoma de Buenos Aires: Colihue, p. XXI.
Ansolabehere advierte que es en 1843, iniciado el Sitio de Montevideo, cuando aparecen las primeras menciones a la resbalosa en la prensa antirrosista, siempre minuciosa en el inventario de los crímenes atribuibles a Rosas. Dado que en «El matadero» se menciona más de una vez esa forma de tortura y muerte, sostiene que la escritura del relato no pudo ser anterior a ese año, que es también aquel en que se publicó «la refalosa», el célebre poema de Hilario Ascasubi.
Romagnoli, Alejandro (2023). «Introducción» en Esteban Echeverría La cautiva / El matadero. Ciudad autónoma de Buenos Aires: Colihue, p. XXIV.
En contra de la hipótesis de la inmediatez, es decir, de que Echeverría escribió este texto entre 1839 y 1840, poco antes de partir al exilio y muy cerca del momento en que transcurre la acción del relato, se sostiene la hipótesis de la distancia: a partir de ciertos datos presentes en el texto y en la prensa anti rosista de fines de la década de 1830 y comienzos de la siguiente, se puede argumentar que es muy probable que “El Matadero” haya sido escrito por Echeverría luego del comienzo del Sitio Grande de Montevideo (cuya fecha de inicio es el 16 de febrero de 1843).
Ansolabehere, Pablo (2022). «¿Cuándo se escribió "El matadero"? Echeverría y la juventud perdida». Revista Crítica De Literatura Argentina. El Matadero, 16: p. 13. http://doi.org/10.34096/em.n16.13666
Lo que sí está fuera de duda es el momento en que transcurre la acción de «El matadero». Solo hace falta tener en cuenta algunos datos que el propio texto aporta. Los dos primeros (que la historia se desarrolla en algún año de la década de 1830 y que Encarnación Ezcurra está muerta) determinan que el período de cuaresma al que se refiere el relato es el que precede la semana santa de 1839. La información es precisa incluso con respecto al momento en que transcurren los hechos narrados: la víspera del día de Dolores (según la liturgia católica, el viernes previo al viernes santo), elección adecuada a la intención (manifiesta en el relato) de colocar al protagonista en la senda sacrificial de Cristo
Ansolabehere, Pablo (2022). «¿Cuándo se escribió “El matadero”? Echeverría y la juventud perdida». Revista Crítica De Literatura Argentina. El Matadero, 16
: p. 16. http://doi.org/10.34096/em.n16.13666
[...] hay un detalle del cuento que indica que «El matadero» no pudo ser escrito –por lo menos tal como lo conocemos hoy– antes de 1843 o, más precisamente, antes del Sitio Grande de Montevideo.En un momento del relato, cuando Matasiete ha capturado al «unitario» que paseaba, desprevenido, por las inmediaciones del matadero, varias voces le proponen ajusticiarlo aplicándole la previsible técnica del degüello, a la que aluden con un par de metáforas al uso:
—Tiene buen pescuezo para el violín.
—Tocale el violín.
—Mejor es resbalosa.
—Probemos —dijo Matasiete y empezó sonriendo a pasar el filo de su daga por la garganta del caído, mientras con la rodilla izquierda le comprimía el pecho y con la siniestra mano le sujetaba por los cabellos (Echeverría 1874, 236; énfasis nuestro).
Un poco más adelante, cuando la víctima de los carniceros ha sido conducida a la casilla del juez del matadero, vuelve a mencionarse “la resbalosa” dos veces más [...]. Un repaso por la prensa anti-rosista permite comprobar que no hay mención alguna de esa forma luego tan conocida de tortura y degüello llamada “resbalosa” o “refalosa”, hasta mediados de 1843. [...] La escritura de “El matadero”, entonces, podría ser pensada en el marco de esta serie de la resbalosa/refalosa, que se abre en 1843, en los primeros meses del sitio de Monte-video y que se extiende, Echeverría mediante, casi hasta el momento en que ese sitio llega a su fin (Echeverría muere el 19 de enero de 1851, Oribe firma el levantamiento del sitio el 8 de octubre de ese año).
Ansolabehere, Pablo (2022). «¿Cuándo se escribió “El matadero”? Echeverría y la juventud perdida». Revista Crítica De Literatura Argentina. El Matadero, 16: p. 16-19. http://doi.org/10.34096/em.n16.13666
Aunque Viñas prefirió mirar la escena dramática del unitario acosado en la casilla del matadero, un hombre que revienta de rabia cuando los enemigos políticos le hacen creer que van a vejarlo. Esa violación que no llega a consumarse cuenta más en el imaginario crítico de buena parte del siglo XX, que el «honor» mancillado de María en La cautiva. Desde luego, Viñas eligió la escena porque era la más disruptiva, la más prohibida o difícil de contar o de «mostrar» (la escena del unitario acosado en El Matadero era «para vista, no para escrita», decía el narrador). La violación masculina en el siglo XIX estaba del lado de lo indecible. En todo caso, era una escena que no estaba naturalizada por la moral de la época, como sí lo estuvieron el acoso o la apropiación de las mujeres en la historia. Esto otro no era una novedad para la literatura ni para el arte, por más que constituyera un drama.
Batticuore, Graciela (2021). «Violencia y violación en la literatura argentina. Una vuelta a la mujer romántica». XXXIII Jornadas de Investigación del Instituto de Literatura Hispanoamericana. Disponible en línea.
Publicado recién en 1871, su fecha de composición ha sido motivo de varias suposiciones. En un reciente artículo, Adriana Amante, fija como fecha de composición octubre de 1838 ─frente a la más conocida hipótesis del año 1939 (sic)─, lo cual hace coincidir su escritura con la fecha de inauguración de La Joven Argentina ─asociación a partir de la cual el poeta y sus seguidores comenzarán a difundir con suerte desigual el Credo Socialista que guiaba las ideas políticas del poeta─, y la muerte de Encarnación Ezcurra, mujer de Juan Manuel de Rosas, ocurrida el 20 de octubre de ese año y mencionada en la historia. Sin embargo, el fuerte de su tesis radica en afirmar, contra lo sostenido por Juan María Gutiérrez, que no se trataba de un borrador del poema “Avellaneda” sino de un texto escrito con toda la intención de transmitir lo que finalmente transmite. De esta forma, y teniendo en cuenta que Esteban Echeverría permaneció en Los Talas hasta 1839, la composición habría sido escrita antes de su exilio en Montevideo.
Emiliozzi, Irma (2010). Estaban Echeverría. Estudio crítico. Madrid: Fundación Ignacio Larramendi, pp. 20-21. http://dx.doi.org/10.18558/FIL022
Una de las tantas paradojas de la Argentina es que uno de los textos fundantes de su literatura y de su cultura es, en realidad, un texto inédito. Me refiero ─claro─ a «El matadero», de Esteban Echeverría, que ─como se sabe─ no se publicó sino en 1871, veinte años después de la muerte de su autor y un poco más de treinta años depués (sic) de la fecha probable de su composición.
[...] ¿Cuándo escribió Echeverría «El matadero»? No antes de octubre de 1838, fecha de la muerte de Encarnación Ezcurra, a la que se hace mención en el texto. Probablemente en 1839. Lo importante es que es muy factible que haya sido escrito antes de que Echeverría emigrara a la Banda Oriental.
Amante, Adriana (2006). «Echeverría, entre dos reescrituras», Las ranas, II, 2: pp. 3-4.
Nuestro ideólogo de la Independencia y de la idea de construir una nación, Esteban Echeverría, en su relato «El matadero», escrito en 1838 y editado muchísimo después, cuenta una historia que, leída hoy, con tranquilidad, puede parecernos imposible. Se trata de la «negra achuradora», para quien no se usaba esa palabra en el sentido actual de matar sino de quien se llevaba las achuras. En realidad, lo que hacía era llevarse lo que se descartaba de la faena del matadero, para poder comer ella y los suyos. Esas «negras achuradoras» peleaban hasta con los perros para conseguir algo de carne por mala que fuese. Echeverría, para mostrar su desprecio por ese mundo que consideraba inferior, el de la población afroargentina, lo describía tratando de robar partes desechadas de la vaca, y para eso se «mete el sebo en las tetas» y «se arroja cuajones de sangre» (sic) con los otros muchachos. No era diversión, era lucha. No era diversión, era lucha. No casualmente el mondongo, el interior del estómago, que nadie quería comer, quedó hasta hoy con su nombre africano.
Schávelzon, Daniel (2016). «De carne somos: civilización y barbarie», Caras y Caretas, LV, 2315: pp. 46-48.
[...]Perseguido por Rosas, Echeverría se refugió en Luján (provincia de Buenos Aires). Según investigaciones recientes, allá habría escrito, a mediados de 1839, la importante obra El matadero. Forzado por las circunstancias políticas, se exilió en Uruguay a fines de la década de 1840.
Finzetto, Yves (2023 [2017]). «Echeverría, Esteban» en Jorge Schwartz (editor) Borges babilónico. Una enciclopedia. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, pp. 208-209
Si la literatura argentina encierra una página que puede equipararse con El matadero, de Echeverría, esa página es La refalosa, de Ascasubi, si bien la primera tiene un poder alucinatorio que le falta a la otra, cuyo íntimo carácter es una suerte de inocente y chabacana ferocidad. Los dos textos fueron redactados en la misma ciudad y hacia la misma fecha.
Borges, Jorge Luis (1984). «El matadero», ABC. Sábado Cultural, Madrid, 24 de noviembre de 1984: p. IX.
Un texto inédito. En El matadero está el origen de la prosa de ficción en la Argentina. Pero ese origen, podría decirse, es oscuro, desviado, casi clandestino. Escrito en 1838 el relato permaneció inédito hasta 1874 cuando Juan María Gutiérrez lo rescató entre los papeles póstumos de Echeverría (que había muerto en Montevideo, exiliado y en la miseria, en 1851). ¿Por qué no lo publicó Echeverría? Basta leerlo hoy para darse cuenta de que es muy superior a todo lo que Echeverría publicó en su vida (y superior a lo que todos sus contemporáneos, salvo Sarmiento). Habría que decir que Echeverría no lo publicó justamente porque era una ficción y la ficción no tenía lugar en la literatura argentina tal como la concebían Echeverría y Sarmiento. «Las mentiras de la imaginación» de las que habla Sarmiento deben ser dejadas a un lado para que la prosa logre toda su eficacia y la ficción aparecía como antagónica con un uso político de la literatura.
Piglia, Ricardo (1984). «Echeverría y el lugar de la ficción» en Fierro. Historietas para sobrevivientes, 1, 1: p. 70.