Oiko muere. Kotaro, su esposo, no puede llorarla. Le pide a Taru, su criado, que busque a las hermanas Izumi. «Voy a pagarles por su llanto», dice. Ignora que ellas son ahora esclavas del gigante Kazuma. Este las tomó como pago por una deuda que el padre de las actrices no pudo pagar y las dejó en la copa de un ál…

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