Oiko muere. Kotaro, su esposo, no puede llorarla. Le pide a Taru, su criado, que busque a las hermanas Izumi. «Voy a pagarles por su llanto», dice. Ignora que ellas son ahora esclavas del gigante Kazuma. Este las tomó como pago por una deuda que el padre de las actrices no pudo pagar y las dejó en la copa de un álamo blanco. Cuatro carnívoros nihonzaru, monos de la nieve vigilan que no se escapen.

Ese es, a grandes rasgos, el planteo inicial de Shunga.

De adentro de su boca, que ha quedado abierta, sale una hormiga. ¿Será su alma?, pienso. Por las dudas la piso. Sacudo su cabeza para ver si caen más insectos. Sale un poco de barro, una cantidad similar a un carozo de cereza.

Se trata, el término se lo debo a Laura Farina, de una novela-estampa. Cada capítulo presenta una imagen estática de lo aberrante.

Según aprendí, 'shunga' es un término japonés que puede traducirse como «pinturas de primavera ». Un eufemismo nipón para el arte plástico que pone en escena lo erótico, muchas veces, en asociación con lo onírico.

Los seguía un remolino de insectos, de plumas, de hojas secas. Ella tenía la cara cubierta por un tejido blanco. Por eso supe que estaba muerta. Los ojos de él parecían una cuerda. Así miraba. Con esa tensión. Con ese nervio.

Pero Shunga, la novela-estampa de Martín Sancia Kawamichi, no tiene nada de erótico. Su relato es, sí, poética a la vez que crudo, áspero, brutal y horroroso.

En la novela solo parece haber dos tipos de personajes: los sádicos atormentados y los sometidos. Taru podría ser un personaje bisagra. El criado reprimido con ansias de poseer cuyo anhelo de satisfacción supone destruir lo que teme y ama.

El llanto también es agua —insistió Ukemi—. Agua que sufre.

La de Sancia Kawamichi no es una obra de tesis, pero en sus capítulos-estampas están presentes las ideas de la mujer como bien de cambio, de uso y de dominación. También un mundo en la que la libertad sólo puede vivirse a escondidas.

Se trata, sin dudas, de un novela que no teme invitarnos a reflexionar, pero que no huele a panfleto.

Es, en última instancia, una novela que me gustaría que leyeran.

Martín Sancia Kawamichi, Shunga. Evaristo Editorial, 2017, 228 páginas. Diseño: Diego Ariel Yamasato (Japox24). Precio: $300.-