Cuatro personajes frente a un cadáver en una habitación cerrada. Así empieza este policial místico de Mike Wilson, una novela en la que la voz "narrativa" es la verdadera protagonista.

Sería más preciso hablar de voz descriptiva, porque durante las 117 páginas de Ciencias ocultas se nos presenta cada uno de los objetos que forman parte de esa habitación.

El texto describe los problemas que tiene el autor de los apuntes con sus propios métodos, expresa frustración al comprender que el análisis duro tiene sus límites, que los enigmas que busca resolver no sé están dejando ordenar, que el caos se cuela siempre, que las ciencias que está aplicando, las de la razón, no dan abasto...

Estos objetos están cargados de historias: un retrato de un astrólogo que, desde Temperley, trama un complot de dominación mundial; un cuadro que narra la batalla contra un Kraken; una libreta que contiene el relato de una trágica historia familiar; entre otros.

Como Barjalía, Wilson hace mención a un pasaje del Libro de Daniel al que algunos entienden como el primer relato policial.

Dice que descifrar un crimen requiere que la fechoría sea algo cifrado, que es, por decirlo así, una ecuación que debe ser resuelta. A la vez se pregunta qué hacer si se perciben elementos del crimen que no son cifras.

Es que existe cierta relación entre el policial y lo místico, ya sea en la crítica furibunda a los mormones, o en los motivos rabínicos de "La muerte y la brújula" de Borges y pitagóricos de Crímenes imperceptibles de Martínez.

A su vez, en estos dos últimos relatos, como en Ciencias ocultas, se pone en crisis la idea de la racionalidad técnica como medio para acceder a la verdad de los hechos. Es que estás ciencias suponen que hay un saber que, incluso, le está vedado al lenguaje.

Es una de las joyas de este año, espero que la lean y podamos comentarla. Sobre ella, nada más, sobre el diseño de tapa: ¡Qué genialidad!

Mike Wilson, Ciencias ocultas. Fiordo, 2019, 128 páginas. Diseño de cubierta: Pablo Font. Precio: $510.-