Las publicaciones culturales periódicas actuales pocas veces trascienden la publicidad. Algo que también se ve mucho en las redes sociales. Las publicaciones que expresan alegremente "llegaron estas hermosuras" o usan alguna cita ya configuran un género menor. Al parecer, nadie busca dar cuenta de una experiencia, ni siquiera en los espacios personales no rentados.

Aquejado por este idea, consulté entre mis conocidos si leían publicaciones culturales impresas. El 75% respondió por la negativa. Quedó pendientes preguntar si leían publicaciones en línea. Y, sobre todo, la gran incógnita: ¿vale la pena?

Considero que solo vale la pena cuando uno se se encuentra con alguna propuesta que surja de una pregunta genuina.

En este caso: «¿Qué es lo que la literatura puede conocer? ¿Qué es lo que la literatura transporta?». Esos son los interrogantes con los que Juan Mendoza abre Banco Central, «un aporte literario a los problemas contemporáneos de la economía».

Es entendible, pues pensar la economía contemporánea supone tener en cuenta su materialidad: las páginas de litio y su cuantificación de la lectura, que generan un nuevo tipo de memoria registrada solo en 'la nube'.

Banco Central, que nació como blog, es una prédica en favor de la cultura del papel, y un elogio a la lentitud, a la búsqueda. Por eso, entre sus páginas se encuentra la labor de Matías Raia y Federico Barea, quienes se dan al rescate de piezas olvidadas de Osvaldo Lamborghini y Roberto Arlt.

Por ahora se piensa como publicación trimestral y tiene un valor de un dólar.

Quizás puedan tener más datos de esta publicación en su blog o en su Instagram.