2000 caracteres, 300 palabras. Tal parece ser la consigna que da origen a los 84 textos que componen El idioma materno, de Fabio Morábito. Originalmente publicados en la revista Ñ, tienen la potencia de un ejercicio llevado a consciencia. ¿Ensayos, memorias, cuentos? Escritura.

En todo caso, dichas categorías no deberían clausurar lo que se puede decir sobre estos breves textos, sino más bien permitirnos pensar. Entonces, intentémoslo.

¿Ensayos? Sí, porque Morábito entiende que toda escritura siempre es imperfecta. El escritor es un agonista constantemente consciente de su incapacidad, de su fracaso, y hace de eso su misión. Escribir es un intento, antes que un resultado. En ese sentido, ensaya y lo hace sobre los temas más variados.

Esto es leer bien, dijo, y creo que fue entonces que vislumbré que mi vocación sería escribir libros, casi al mismo tiempo que conocí el sabor de la traición. Siempre he pensado que son dos vocaciones estrechamente unidas.

¿Memorias? Por supuesto, dado que no falta aquí la exposición de recuerdos del autor. Autobiográfico, sí, porque Morábito nos da cuenta de sus lecturas de Kafka, de Homero, de Dostoievsky y, como dice Piglia: «Uno escribe su vida cuando cree escribir sus lecturas».

Ahí donde advertimos un hueco en nuestra biblioteca, la falta de cierto libro en particular, se justifica que tomemos la pluma para, de la manera más decorosa posible, escribirlo nosotros. Escribir, pues, como un correctivo. Escribir para seguir leyendo.

¿Cuentos? También porque Morábito se vale de la narración para dar cuenta de sus reflexiones sobre la escritura, la lectura y la formación literaria: ¿para qué escribimos? ¿para quién escribimos? Y, sobre todo, porque entiende que toda escritura es ficción.

La prosa es tiránica e implacable, pero juega limpio; la poesía es huidiza y engañosa: no concede nada, no promete nada.

Es un libro para leer a cuenta gotas, como se leen las columnas de un diario. Salvo que en conjunto nos permite advertir de manera más sencilla el patrón de pensamiento de Morábito al menos a principios de la década pasada (originalmente fue publicado en 2014).

La escritura [...] ha inventado el silencio.

La frecuente insistencia en algunos temas, sin embargo, puede resultar tediosa como toda repetición. Pero siempre hay vida en las variantes, diría Menéndez Pidal.

Hacerse escritor es deslizarse hacia el borde, volverse un tanto anónimo y escurridizo, menos genuino y profundo.

En cuanto a la edición, vale decir que se agradecería el aumento en, al menos, un punto de la fuente tipográfica. Todos los textos ocupan una página y media, sobra espacio para ampliarla.

En conclusión es un libro que indaga la escritura mientras construye una imagen pública del autor y da cuenta de una concepción particularísima de lo que se supone es la literatura.

Fabio Morábito, El idioma materno. Gog y Magog, 2018, 184 páginas. Precio: $750.